El ruido y la furia, de William Faulkner
29.9.16"Cuando la sombra del marco de la ventana se proyectó sobre las cortinas, eran entre las siete y las ocho en punto y entonces me volví a encontrar a compás, escuchando el reloj. Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio dijo, Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles."
Gabriel García Márquez acababa su famoso discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, "La soledad en América Latina" haciendo referencia al que era uno de sus escritores más admirados: "Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me siento digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la consciencia plena de que, por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace treinta y dos años es ahora nada más que una simple posibilidad científica". Los que me leéis desde hace un tiempo sabéis de mi fervor por la obra de García Márquez, por lo que evidentemente William Faulkner era una asignatura más que pendiente. Hoy hablamos de El ruido y la furia, de William Faulkner.
Conocemos a los Compson, una antigua familia de terratenientes del sur rural de los Estados Unidos que van perdiendo progresivamente prestigio y riqueza. El ruido y la furia es la historia de esta decadencia familiar, y para hacerlo Faulkner divide la narración en cuatro partes, asumiendo en cada una de ellas una perspectiva diferente. En la primera el narrador es Benjy, el hermano más joven de la familia que, debido a su retraso mental, es ignorado, insultado y humillado constantemente por todo el mundo, excepto por su hermana Caddy. La segunda parte es narrada por Quentin, el más inteligente de los hermanos Compson y estudiante en Harvard, mientras pasea por las calles de Boston deprimido por el amor letal e incestuoso que siente por su hermana Caddy. La tercera parte está narrada por Jason, el villano de la novela, el mayor de los hermanos y el más cruel, egocéntrico, despiadado, misógino, malhablado, sarcástico, inculto y racista. Por último, la cuarta parte un narrador omniscente sigue los pasos de Dilsey, la anciana sirviente de los Compson, que es considerada como un miembro más de la familia por los muchos años que lleva sirviendo en ella.
Si Faulkner quería transmitir la decadencia de una familia venida a menos llena de egoísmos, victimismos, conflictos, pecados, depresiones, injusticias, mentiras y silencios, sin duda lo ha conseguido. Y, a mi parecer, lo que potencia tal resultado es la profundidad con que asume el rol de un narrador. El error más repetido de los escritores es el hacer de un personaje el narrador de su relato y no asumir su forma de pensar y hablar. He leído a un niño reflexionar sobre la difuminada línea que separa el bien y el mal con el vocabulario y la elocuencia de Javier Marías, así como un prestigioso profesor universitario hablando cual periodista en Sálvame. La forma es tan o más importante que el fondo, esto Faulkner lo sabía y lo llevó hasta las últimas consecuencias.
Así, la primera parte, la de Benjy, es la más complicada de leer, pues para él pasado y presente se funden y se condunden, todo sucede al mismo instante y registra lo que sucede a su alrededor sin pensar en sus propios sentimientos y emociones. Cuando empezamos a leer la parte narrada por Quentin el cambio es evidente, pues su inteligencia estudiada aporta un vocabulario y una profundidad nueva, aunque su desesperación y su angustía le hace obviar todo orden o elocuencia que pudieran tener sus pensamientos, llegando a eludir los signos de puntuación. La parte más directa y sencilla -aunque también algo caótica por su furia y resentimiento constantes- es la del siempre amargado Jason. Por último, el narrador omniscente es el más claro y ordenado de los narradores debido a su neutralidad -y la de Dilsey- en los conflictos y emociones de la narcótica familia Compson.
Caddy, objeto de adoración, amor, odio, envidia, compasión y vergüenza dependiendo de cuál sea el miembro de la familia. Ella es el misterio de la novela, la que más obsesiona a todos los narradores y, curiosamente, la única a la que no se le da voz en toda la novela. De hecho, según Faulkner, Caddy es la auténtica heroína de la novela.
El título proviene de Shakespeare (Macbeth), "la vida es un cuento contado por un idiota lleno de ruido y furia y que nada significa", y hace explícitamente referencia a Benjy (quien es tratado de idiota por todo el mundo excepto por Caddy), aunque a mi parecer Faulkner hacía referencia a todos los miembros de la familia Compson que narran la novela (es decir, tanto a Benjy como a Quentin y Jason), pues todos tienen su juicio -y, por lo tanto, su narración- nublado por sus sombrías obsesiones y los patéticos conflictos entre ellos.
En conclusión, este no es un libro fácil. No es esta una novela que se pueda recomendar a todo el mundo. De hecho, se trata de una narración muy complicada, que requiere mucha concentración por parte del lector. No es este un libro para pasar el rato, para leer mientras se ve la televisión o se toma el sol en la playa. Yo, aun entregándome totalmente a su lectura, me he perdido constantemente -más en la parte de Benjy, menos en la de Quentin- y en ocasiones me he desesperado. Sin embargo, el resultado es positivo, me he quedado con unos personajes inolvidables y me ha transmitido una atmósfera de decadencia familiar (e individual) que nunca ningún otro libro me ha sabido transmitir. Voy a descansar un tiempo de leer a Faulkner, pero sin duda voy a volver a él.
¿Habéis leído a Faulkner? ¿Qué os pareció? ¿Me recomendáis alguna de sus obras?
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14 comentarios
No me termina de llamar viendo tus impresiones. No sé, tal vez con otro libro del autor...
ResponderEliminarUn abrazo ;)
Ya había leído que era una novela complicadísima y tu opinión me reafirma en mi resistencia a leerla, por más que a muchos críticos se les llene la boca afirmando que es una obra maestra y uno de los clásicos ya inmortales de la literatura. Si es tan ilegible, que lo lean ellos.
ResponderEliminarUna abraçada.
Parece un libro interesante, pero siendo así tu reseña me echa para atrás. Más que nada por lo complicada que puede ser la lectura y la comprensión. Sincermanete, me gusta leer buenos libros, pero para pasar el rato, desconectar un poco y descansar.
ResponderEliminarMUAS!
A mi me pareció una grandísima lectura. Faulkner figura entre mis imprescindibles, esos a los que acabo regresando para disfrutar sabiendo que es imposible equivocarme
ResponderEliminarBesos
No lo puedo evitar...me encanta la foto del libro...y sinceramente, influye mucho en que lo termine eligiendo como futura lectura. También lo que dices de él, aunque no estoy para lecturas en las que me pierda... Ya me pasa a veces con otras escritoras con quienes suelo dejar el libro porque necesita de mucha concentración. Y lo del vistísimo familiar...mmm...tampoco es mi fuerte. Ya tengo de eso en la realidad. Sin embargo, como digo, puede que termine dandole una oportunidad...ya cuando termine lo que tengo entre manos.
ResponderEliminarFeliz Otoño y me ha encantado pasear por tu blog. Un lugar muy especial.
¡Buenas!
ResponderEliminarHace tiempo que no leo/veo culebrones de estos familiares, así que por temática, me lo pensaría. Por lo que dices de resultar complicado y demás... pues oye, yo más que de los que sienten que eso les echa para atrás soy de los de "challenge accepted" XD La verdad es que esa parte es la que más me ha llamado de tu reseña y me parece interesante que el autor llevara el adoptar la forma de pensar y expresarse de sus personajes tan lejos.
Quizá algún día me anime :]
¡Saludillos! ♪
Un autor con el que no me he estrenado aún. Y este libro lo tengo entre mis pendientes. Aunque digas que es difícil, sigo queriendo leerlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
A pesar de que mencionas que es una lectura complicada, me gustaría intentarlo. Quizá necesito crecer un poco más antes de leerlo, pero me lo apunto igual. En un futuro si tengo vida.
ResponderEliminarUn abrazo :3
Para mí, Faulkner, junto con Steinbeck, es el autor norteamericano de desesperanza por antonomasia. Supo recoger como nadie la decadencia, no solo de la familia Compson, de toda una promesa de vida en la tierra prometida porque, al fin y al cabo, el hombre seguía siendo el hombre pese a que la tierra que pisara fuese nueva y llena de oportunidades.
ResponderEliminarEntiendo que hayas llegado a Faulkner a través de García Márquez, pero este último, pese a tener en la mirada esa nostalgia de lo perdido, es mucho más romántico (en el sentido romanticista del término) y suave, menos descarnado, que la desesperación del primero. Bss
Dos autores que tengo pendientes, Márquez y Faulkner, y dos autores que quiero leer. Eso sí, me impone más Faulkner que Márquez, así que posiblemente lea a este primero. Mangífica reseña.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe regalaron esta novela hace tiempo y todavía no me he puesto con ella, pero ya veo que tendrá que ser un fin de semana con tiempo.
¡Un saludo!
Pues no he leído nada de Faulkner todavía. Me gustará, seguro. Por lo que comentas tendré que buscarle un momento adecuado. No parece un libro de los que se llaman de verano, pero el verano tiene la ventaja de poder dedicarle más tiempo. Parece que lo necesitará. Gracias por la estupenda reseña y también el resumen final. Besos.
ResponderEliminarUno de mis autores pendientes!
ResponderEliminarAdemás tengo muchas ganas de catarlo =)
Besotes
Todavía no lo he leído, un clásico pendiente, y parace que me gustaría, por las comparaciones finales que haces. Un beso!
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