¿Fue él?, de Stefan Zweig
1.10.15"La mirada de un animal, en momentos de extrema necesidad, puede ser mucho más penetrante, casi podría decir, más expresiva que la de los seres humanos, pues nosotros comunicamos la mayor parte de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, por medio de la palabra, que hace las veces de intermediaria, mientras que un animal, que no es capaz de hablar, se ve obligado a comprimir en sus pupilas todo lo que quiere transmitir"
Aunque tarde en publicarlas, yo soy de los que, cuando acaba un libro, corre al ordenador aprovechando el impulso de la emoción del final de la historia para escribir mi opinión -o, al menos, un esbozo-. Sin embargo, con todos los libros que he leído de Stefan Zweig -seis en lo que va de año- necesito un tiempo. Son novelas cortas, intensas, con finales que dejan sin aliento al lector. Uno se tiene que recuperar del éxtasis experimentado durante la lectura. Así, después de reponerme, os traigo ¿Fue él?, de Stefan Zweig.
Una pareja mayor -cuya mujer es la narradora de la historia- se instala en un rincón tranquilo y rodeado de naturaleza de Inglaterra. No tardan en tener vecinos, pues los Limpley -una pareja joven- se construyen una casa al lado. Los Limpley son una de esas parejas que todos hemos conocido en alguna ocasión en las que uno es el antítesis del otro; mientras que ella es discreta y reservada John Limpley, su marido, es un ser impetuoso, apasionado y efusivo en todo lo que hace. Ambos son muy buenas personas y en seguida nace entre ambas parejas una bonita amistad. Sin embargo todo empieza a cambiar cuando los Limpley adoptan a Ponto, una cría de bulldog, y John se vuelca apasionadamente en él, ignorando las futuras consecuencias de mimarlo tanto.
No son pocas las historias que os he traído de Stefan Zweig, y los lectores habituales ya estaréis hartos de leerme repetir lo mismo una y otra vez. Que si Zweig tiene una empatía emocional extraordinaria que nunca antes había percibido en otro autor, que sus relatos poseen una intensidad que hace que en poquísimas páginas consiga poner al lector la piel de gallina y hacerle inolvidable lo sucedido en el relato... Sin embargo, cuando lo demuestra una vez más y lo hace a partir de un protagonista tan difícil de empatizar como un perro, a uno se le acaban los adjetivos para alabar a tal genio de las letras.
En ochenta páginas se nos relata una historia en cuyo epicentro hay un sentimiento que condiciona en todos los aspectos a todos los seres vivos: los celos. Esa sensación de ira que nace en el estómago y sube al pecho cuando, después de ser amados y coronados, somos ignorados y olvidados. Esa rabia incontenible cuando vemos que otros tienen lo que nosotros queremos tener. Una sensación tan patética como inevitable.
En conclusión, un relato excepcional más de manos de un maestro europeo como Setefan Zweig, que se supera atreviéndose con un relato cuyo protagonista es Ponto, un perro. Consigue que el lector se meta en su pellejo, y sienta rabia, y pena, y horror, y... Uno más de los cuentos imprescindibles de este magnífico autor, una oda a los celos.
Una pareja mayor -cuya mujer es la narradora de la historia- se instala en un rincón tranquilo y rodeado de naturaleza de Inglaterra. No tardan en tener vecinos, pues los Limpley -una pareja joven- se construyen una casa al lado. Los Limpley son una de esas parejas que todos hemos conocido en alguna ocasión en las que uno es el antítesis del otro; mientras que ella es discreta y reservada John Limpley, su marido, es un ser impetuoso, apasionado y efusivo en todo lo que hace. Ambos son muy buenas personas y en seguida nace entre ambas parejas una bonita amistad. Sin embargo todo empieza a cambiar cuando los Limpley adoptan a Ponto, una cría de bulldog, y John se vuelca apasionadamente en él, ignorando las futuras consecuencias de mimarlo tanto.
No son pocas las historias que os he traído de Stefan Zweig, y los lectores habituales ya estaréis hartos de leerme repetir lo mismo una y otra vez. Que si Zweig tiene una empatía emocional extraordinaria que nunca antes había percibido en otro autor, que sus relatos poseen una intensidad que hace que en poquísimas páginas consiga poner al lector la piel de gallina y hacerle inolvidable lo sucedido en el relato... Sin embargo, cuando lo demuestra una vez más y lo hace a partir de un protagonista tan difícil de empatizar como un perro, a uno se le acaban los adjetivos para alabar a tal genio de las letras.
En ochenta páginas se nos relata una historia en cuyo epicentro hay un sentimiento que condiciona en todos los aspectos a todos los seres vivos: los celos. Esa sensación de ira que nace en el estómago y sube al pecho cuando, después de ser amados y coronados, somos ignorados y olvidados. Esa rabia incontenible cuando vemos que otros tienen lo que nosotros queremos tener. Una sensación tan patética como inevitable.
En conclusión, un relato excepcional más de manos de un maestro europeo como Setefan Zweig, que se supera atreviéndose con un relato cuyo protagonista es Ponto, un perro. Consigue que el lector se meta en su pellejo, y sienta rabia, y pena, y horror, y... Uno más de los cuentos imprescindibles de este magnífico autor, una oda a los celos.
11 comentarios
Quiero leer algo más de Zweig porque el otro libro que leí me dejó un poco que sí que no
ResponderEliminarapuntado queda
un besito
De Zweig sólo he leído "Carta de una desconocida" y fue genial, y si sólo por eso ya tengo ganas de leerlo de nuevo, a cada reseña tuya de él más todavía. Me lo apunto, por supuesto. Biquiños!
ResponderEliminarMira que le tengo ganas a este autor y que me huelo que me va a gustar, pero entre una cosa y otra nunca me pongo con él >,<
ResponderEliminarA mi me encanta este relatito.
ResponderEliminarMe tientas mucho, que además Zweig es de mis autores favoritos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me encantó, super curioso el protagonista =)
ResponderEliminarBesotes
Hola, no he leido nada de este autor, pero me encantan los libros donde los animales son los protagonistas asi que no descarto hacerlo. Gracias por la reseña, acabo de conocer tu blog y me quedo por aqui, espero verte pronto por el mio, besos.
ResponderEliminarO________________O ¡¿Y ESA FOTOGRAFÍA?! ¡¿Cómo lo has conseguido? ¿Es tu perro? ¡Estoy tan sorprendida! Es que se parece tanto con el perro de la portada que... en fin. :') Ya está claro que soy muy fan de tus fotos, no hace falta seguir insistiendo.
ResponderEliminarSiempre que veo que has publicado alguna reseña de Zweig, ¡lo dejo todo! (por más importante que sea) Me encanta que hables tan bonitoooooo sobre él, ¡me ilusiona tanto! No llegué a leer este libro, aunque está entre mis pendientes, claro... como todos sus libros. XD Lo peor será ese momento cuando me los haya leído todos, ¡me moriré de angustia! :'))
Oiiish, Zweig, Zweig, y tus reseñas. <3
Leer a Zweig siempre es un placer. Fíjate, no sabía que este relato llevaba perro incluído, ahora si que me han entrado prisas por leerlo :-) Es que los libros de Zweig los voy dosificando para no quedarme sin ellos. Bss
ResponderEliminarEste verano leí Mendel el de los libros y me quedó claro que será un autor con el que repetiré pronto
ResponderEliminarBesos
Zweig me encanta y la "literatura perruna" es mi debilidad, así que me voy de esta reseña con deberes. 1beso!
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