Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig
16.2.15“Nunca (lo repito aún de nuevo), nunca había visto un rostro en el cual se reflejara tan abiertamente, tan impúdicamente, la pasión, el instinto; yo permanecía inmóvil, atraída por la locura de su expresión, tan intensamente como él lo estaba por los movimientos y los saltos de la bolita. A partir de ese momento no vi ya otra cosa en el salón; todo se me antojó vago, sordo, borroso, oscuro en comparación con el fuego que emanaba de aquel rostro; habiéndome olvidado de la gente que me rodeaba observé quizá durante una hora únicamente a aquel hombre y cada uno de sus menores gestos”
Casino de Barcelona, un día cualquiera de febrero a las seis y media de la tarde. La luz del sol no se atreve a entrar en el laberinto de tragaperras, ruletas y mesas llenas de cartas y fichas. Una oscuridad cómoda te abraza y los múltiples sonidos que se solapan, se interrumpen y chocan constantemente te hace pensar en la cantidad de dinero que se mueve allí. Las pérdidas y las ganancias se cruzan sin parar, Fortuna es una diosa voluble, hoy te quiere y mañana puede ser tu perdición, no cabe confiar demasiado en ella. Sin embargo, no hace falta dar más que un vistazo en esta gran sala acondicionada para ver la cantidad de gente que espera su caricia o bendición. Esperan, impacientes. Los gritos y las risas de unos contrastan con las miradas ansiosas y derrotadas de otros. Pero en la próxima jugada seguro que unos ganarán aún más y los otros conseguirán revertir su suerte. Hoy os traigo Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig.
Una pequeña posada de la Riviera se tambalea cuando una huésped, Madame Henriette, casada y madre de dos hijos, abandona a su familia para huir con su amante, un hombre joven y atractivo. Un grupo de amigos que se encuentra alojado en la misma posada, entre cuyos miembros encontramos a nuestro narrador, discuten sobre el tema al día siguiente del triste suceso. Todo el grupo se posiciona a favor del marido desolado, criticando a Madame Henriette de ser una indecente, que por un capricho temporal traiciona al matrimonio y abandona a sus pobres hijas para siempre. Sin embargo, nuestro narrador es el único que discrepa e incluso en cierto modo llega a admirar a la mujer por su valentía. Esto hace que una Mrs. C, una anciana inglesa al que todo el grupo respeta, le cuente su historia, veinticuatro horas que cambiaron su vida para siempre.
Stefan Zweig ha sido mi descubrimiento del año. Y lo digo ahora, en febrero, apenas el segundo mes de este 2015. Si os digo que en dos semanas me he estrenado con su obra, he leído tres de sus novelas y ya tengo a dos más esperándome en la estantería tengo la sensación de que solo transmito parte del fervor que siento por su literatura. Cierto es que las suyas son novelas cortas, esta apenas llega a las cien páginas. Sin embargo, todos los libros que he leído de él -y que intentaré comentar aquí de la forma más pausada que pueda- son de una intensidad y de una calidad extraordinarios.
El autor alcanza la atención del lector desde la primera frase del libro y no la deja hasta su final. No hay capítulos, no deja cabos sin atar, una narración redonda en su perfección. Son relatos que no dejan indiferente, que ponen los pelos de punta, que te hacen llorar, que las ves y las sientes por igual. Se trata de historias inolvidables, que perduran para siempre en el lector, que quedan gravadas en piel.
La historia se desenvuelve como un cascada, y a través de la juventud de Mrs. C conocemos los males de la adicción al juego, lo fuerte y despiadada que puede ser la enfermedad de la Ludopatía, que destroza prometedoras vidas y entierra la felicidad y la vida de sus víctimas. Oh sí, la diosa Fortuna es voluble y despiadada. Es una sirena que, cuando te tiene atrapado en sus redes con su canto celestial te devora como una araña hambrienta. Y todo lo que antes era suavidad pasa a ser áspero y tosco, y aunque no te guste sigues necesitándolo. Aunque existe tratamiento, al igual que todas las adicciones, no hay cura total. En esta historia se refleja a la perfección este mal nocivo y pérfido.
En conclusión, un libro que no os podéis perder, una historia intensa y dura que si se empieza no se puede no acabar. Totalmente recomendable (al igual que todas las novelas que he leído hasta ahora del escritor austríaco). Pequeño pero matón, que se dice.
Stefan Zweig ha sido mi descubrimiento del año. Y lo digo ahora, en febrero, apenas el segundo mes de este 2015. Si os digo que en dos semanas me he estrenado con su obra, he leído tres de sus novelas y ya tengo a dos más esperándome en la estantería tengo la sensación de que solo transmito parte del fervor que siento por su literatura. Cierto es que las suyas son novelas cortas, esta apenas llega a las cien páginas. Sin embargo, todos los libros que he leído de él -y que intentaré comentar aquí de la forma más pausada que pueda- son de una intensidad y de una calidad extraordinarios.
El autor alcanza la atención del lector desde la primera frase del libro y no la deja hasta su final. No hay capítulos, no deja cabos sin atar, una narración redonda en su perfección. Son relatos que no dejan indiferente, que ponen los pelos de punta, que te hacen llorar, que las ves y las sientes por igual. Se trata de historias inolvidables, que perduran para siempre en el lector, que quedan gravadas en piel.
La historia se desenvuelve como un cascada, y a través de la juventud de Mrs. C conocemos los males de la adicción al juego, lo fuerte y despiadada que puede ser la enfermedad de la Ludopatía, que destroza prometedoras vidas y entierra la felicidad y la vida de sus víctimas. Oh sí, la diosa Fortuna es voluble y despiadada. Es una sirena que, cuando te tiene atrapado en sus redes con su canto celestial te devora como una araña hambrienta. Y todo lo que antes era suavidad pasa a ser áspero y tosco, y aunque no te guste sigues necesitándolo. Aunque existe tratamiento, al igual que todas las adicciones, no hay cura total. En esta historia se refleja a la perfección este mal nocivo y pérfido.
En conclusión, un libro que no os podéis perder, una historia intensa y dura que si se empieza no se puede no acabar. Totalmente recomendable (al igual que todas las novelas que he leído hasta ahora del escritor austríaco). Pequeño pero matón, que se dice.
Fotografía tomada en el Casino de Barcelona.
15 comentarios
Fue un escritor excelente, muy original y gran observador del ser humano, sus vicios y virtudes. A ver qué opinas de "Mendel, el de los libros".
ResponderEliminarsaludos
Pues no lo conocía pero por lo que dices , vale la pena ^^ Gracias <3
ResponderEliminarYo me estrené el año pasado con el autor con muy buenos resultados por lo que quiero repetir y esta es una de las novelas que tengo entre mis pendientes
ResponderEliminarBesos
Me he estrenado con este autor este año y ya he leído dos libros suyos que me han encantado. El siguiente será éste.
ResponderEliminarBesos.
No conocía al autor. Pero después de leerte, puede que lo busque. A ver si hago algunos cambios.
ResponderEliminarBESOTES
Te haré caso y la pongo en mi lista. Ya he leído algo del autor y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarLo tengooo, pero todavía no lo he leído, muy buena la combinación reseña-foto. Un beso!
ResponderEliminarStefan Zweig es un autor al que tengo ganas de leer, aunque no todas sus novelas me llaman del todo la atención. Me gustaría empezar por "La impaciencia del corazón"... Besos.
ResponderEliminarMe encanta Zweig, es un escritor con una precisión increíble... Lo conocí gracias a la blogosfera y todo han sido buenas experiencias. Por supuesto este es uno de los que quiero leer. 1beso!
ResponderEliminarDisfruté mucho con la lectura esta novela, Una verdadera joya, Jan. Un abrazo, Paco.
ResponderEliminarLeer a Zweig siempre es un placer, me encanta su romanticismo y su sensibilidad. Me ha gustado muchísimo la presentación que le haces en el Casino de Barcelona, no me la esperaba y, en cambio, resulta en cierto modo tan bien maridado... Bss
ResponderEliminarJejeej no sé si quedarme con tu reseña o con las fotos jejeje. Bueno, me quedo con ambas. A ver el libro es una maravilla. Eso es indudable así que yo también me uno a tu recomendación. Me gustó mucho aunque creo que me gustó más Mendel. En cualquier caso Zweig es de esos autores a los que todos profesamos adoración y con razón. Besos.
ResponderEliminar¡Hola!^.^ Por casualidad acabé en tu blog. Soy muy sincera cuando digo que me pareció INCREÍBLE. Sobre todo por la organización, ¡nunca he visto un blog tan organizado (en todos los sentidos)! :O Me ha conquistado tu blog, sin duda.
ResponderEliminarEn cuanto al libro, he leído del mismo autor Carta de una desconocida, tratándose de unos de mis libros favoritos, y por tanto suele llamarme mucho la atención cualquier libro del autor. *-* Huuum, la verdad es que me gusta mucho como escribes, como lo organizas (y me repito nuevamente)... ¡encima he cotilleado tus reseñas en general, y parece que lees un estilo cercano al mío! Así que tendré en cuenta tu blog, como una guía mas. :)))))))
Zweig me conquistó con su Carta de una desconocida y sé que no tardaré en sumergirme en el resto de sus novelas. Esta que nos traes es una buenísima candidata :)
ResponderEliminarUn besin
De este autor solo leí "Carta de una desconocida", que me regalaron hace dos años y aunque me gustó, no volví a leer nada más.
ResponderEliminarCreo que tu recomendación es una buena opción para volver a leer algo de él.
Abrazos