Los papeles póstumos del Club Pickwick - Charles Dickens.

4.8.17



"Hay pocos momentos en la existencia de un hombre en que este experimente tan lamentable angustia y encuentre tan escasa conmiseración caritativa como cuando va en persecución de su propio sombrero. Para alcanzar un sombrero se requiere mucha frialdad y un grado especial de discernimiento. Uno no se debe precipitar, pues lo pisará; no debe caer tampoco en el extremo opuesto, pues lo perderá por completo. El mejor modo es mantenerse gentilmente a la altura del objeto de la persecución, ser prudente y cauteloso, acechar bien la oportunidad, pasar poco a poco delante delante de él, y entonces dar un ataque rápido, agarrarlo por el ala y encajarlo firmemente en la cabeza; todo este tiempo sonriendo agradablemente, como si uno considerara que es una broma tan buena como cualquier otra".



Cuando me propuse leer a Charles Dickens en 2017 solo había leído del autor inglés su célebre Canción de Navidad y ahora, en el ecuador del año, ya he leído de leer sus cuentos de fantasmas, sus cuentos de la navidad, su obra maestra David Copperfield y ahora la que fue su primera novela. Me encanta leer muchas obras seguidas de un mismo autor, pues veo cómo evolucionó, las diferencias y las similitudes entre sus textos y, sobretodo, entro mucho más en su universo literario. Hoy pues os traigo esta nueva obra que he leído de uno de los autores ingleses más importantes de la historia, Los papeles póstumos del Club Pickwick, de Charles Dickens.

Esta novela fue publicada por entregas entre abril de 1836 y noviembre de 1837 cuando Dickens contaba tan solo con veinticuatro años -la edad de un servidor, por la desgracia de mi ego de escritor-.   Aunque en un principio los escritos de Dickens debían inspirarse en los dibujos que había realizado previamente el ilustrador Robert Seymour, pronto el interés de los lectores por las aventuras de sus extravagantes protagonistas se impusieron a los dibujos y, por desacuerdos entre ambos, el ilustrador Phiz tomó el relevo de Seymour, quien se suicidó poco después. Cada entrega se vivía en la sociedad inglesa como un verdadero acontecimiento (comparable al que se vive hoy con la emisión de cada capítulo de la nueva temporada de Juego de Tronos).

La novela arranca cuando cuatro viejos amigos deciden constituir una sociedad cuyo propósito es que sus miembros viajen y pongan en común las aventuras y los aprendizajes adquiridos en el camino. Así, el Club Pickwick se compone de su ilustre líder, Samuel Pickwick, Tracy Tupman, Augustus Snodgrass y Nathaniel Winkle. Juntos emprenden pues este viaje por Inglaterra viviendo aventuras de lo más disparatadas e hilarantes.

Siempre había relacionado a Charles Dickens con un tipo de novela que ponía su foco en el lado oscuro y pobre de la época victoriana. A través de las aventuras de David Copperfield y Oliver Twist hemos visitado los peores barrios de una Londres gris, sucia y lúgubre, llena de ladrones, estafadores y oportunistas. Sin embargo, en esta novela me ha sorprendido mucho encontrar una ambientación ya no diferente, sino totalmente contraria a estas obras que la siguieron. En esta novela no encontramos una introducción, un nudo y un desenlace, sino que las aventuras que viven sus protagonistas a lo largo de su viaje se van sucediendo constituyendo una estructura plana de narraciones independientes.  Estas aventuras son disparatadas, cómicas, llenas de graciosos malentendidos que sacarán una sonrisa al lector.

Esta estructura y este humor me recordó mucho a Don Quijote. De hecho, Samuel Pickwick me ha recordado mucho al célebre hidalgo de La Mancha: ambos son personajes carismáticos que se creen caballeros -en sentidos diferentes, claro está- y actúan según un código pasado de moda, un modo de ver la vida, que la realidad de la época no respeta, no aprecia y no entiende. El Sancho Panza de esta novela es Samuel Weller, el criado de Pickwick y en mi opinión el personaje más bien encontrado de la historia. De hecho, Dickens en un inicio hizo aparecer a Weller en la narración como un personaje totalmente secundario, pero se hizo tan popular entre los lectores que le dio más peso, hasta el punto de eclipsar al resto de miembros del Club Pickwick.

Es una novela larga, las aventuras de sus protagonistas ocupan más de mil páginas y la literatura de Dickens no es la más ligera precisamente ("¡Vaya! ¡Charles Dickens! ¡Veo que lees ligero en verano!", me dijo una amiga cuando me vio en la playa leyendo el tocho que es esta novela). Hay pues partes que se me han hecho demasiado largas, demasiado densas y lentas, yendo esto en contra del astuto humor inglés que impregna toda la narración -a excepción quizás de las últimas doscientas páginas, que se me hicieron especialmente cuesta arriba- pero solo por algunos de los personajes y escenas vale la pena acercarse a este clásico de la literatura inglesa.

En conclusión, si bien no es la novela que más me ha gustado de Charles Dickens y simplemente no se puede comparar con otras de sus obras como David Copperfield, me lo he pasado bien con este libro. Aún hoy, semanas después de haberlo acabado, sigo recordando de vez en cuando algunas de sus estrafalarias escenas y sus divertidos personajes. Además, al leerlo simultáneamente a la primera parte de Don Quijote me ha hecho sentir como si siguiera el camino de dos caballeros singulares, uno castellano y el otro inglés.




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4 comentarios

  1. hola! nos encanta esa literatura que mezcla un poco de humor ingles, y viniendo de la manos de un Dickens jovencito, debe ser muy bueno y no nos asustan las cantidad de paginas. un placer saludarte y compartirte. saludosbuhos y gracias!

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  2. Aún no me he estrenado con este autor inglés y no lo hecho por algo que precisamente mencionas en tu reseña que siempre he tenido la sensación de que este hombre escribe historias muy deprimentes, de hecho vi la adaptación a la tele de Little Dorrit y me pareció muy depresiva, así que nunca encuentro el humor para ponerme. Pero sé que tarde o temprano leeré algunas de sus novelas, no sé si esta que mencionas, pero seguro que David Copperfield o Grandes Esperanzas. Magnífica reseña como siempre. Un saludo!

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  3. ¡Me encanta, me encanta, me encantaaaaaaaa! lo he leído varias veces y le tengo un cariño especial porque de adolescente teníamos un club secreto que se llamaba así, donde los chicos estaban prohibidos, jajajaja.


    Estupenda reseña.
    Besitos.

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  4. Esta es una de las pocas novelas que tengo pendientes de leer de Charles Dickens y seguro que caerá, tarde o temprano. No se me había ocurrido compararla a las andanzas del caballero don Quijote :-))) Besos

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