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El paraíso imperfecto, de Augusto Monterroso

5.9.15


«— Es cierto— dijo melancólicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno—; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.»

Yo disfruté mucho de los dos años en que estudié Bachillerato de Humanidades. Me acuerdo especialmente de una clase de Lengua en que la profesora entró y en seguida vio que todos estábamos distraídos, desconcentrados y cansados. Así, buscó la manera de llamar nuestra atención para explicarnos el género literario de los microrelatos. Nos preguntó si habíamos oído alguna vez el relato más breve de la lengua española. Se hizo el silencio. Todos conocíamos los cuentos clásicos de la Caperucita y el lobo, los tres cerditos y todos estos cuentos que suelen incluir animales y acaban en moraleja. ¿Pero el más corto? La profesora sonrió y lo escribió en la pizarra:

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"

Toda la clase volvió a sus distracciones inmediatamente pero yo no me conseguí quitar el relato de la cabeza y, desde entonces, la he tenido presente. Por aquel entonces lo entendí como una alegoría al poder de la imaginación, el "que esté pasando en tu cabeza no significa que no sea real" de Albus Dumbledore, el poder de cambiar la realidad a través del sueño. Pero este relato ha ido creciendo conmigo, mutando su significando, ajustándose a mi realidad como plastilina. No me perderé en las profundas interpretaciones que han emanado de este famoso relato (por cierto, una muy buena aquí), pero comprenderéis que, cuando informándome de autores guatemaltecos descubrí que Augusto Monterroso era el autor de El dinosaurio, que desde hacía tanto tiempo conocía, no dudé en elegirla como lectura para el largo trayecto en avión de Barcelona a Guatemala. Hoy os traigo El paraíso imperfecto (Antología tímida), de Augusto Monterroso.

Hoy os traigo un libro diferente, pues muy distinto es su autor de a los que estamos acostumbrados. En uno de los relatos que componen esta antología explica que no entiende que los lectores admiren con tanto ímpetu la brevedad con la que dota todos sus escritos pues, para él, lo más difícil es escribir líneas y líneas cuando hay poco que decir. Me sabe mal estar en desacuerdo con este maestro pero, para mí, el arte de la sencillez es muy difícil de alcanzar. Me viene a la cabeza Jean Echenoz, el ya conocido menos es más. 

Augusto Monterroso, en cada uno de sus escritos, por muy cortos que sean, sabe transmitir una reflexión profunda y compleja que deja al lector con la mirada perdida, preguntándose si su interpretación es la correcta. ¿Qué más da? Monterroso siempre fue reacio a revelar la intención con la que escribía -como todo buen escritor- dejando al lector la mitad del trabajo a la hora de crear un escrito.

En conclusión, una antología que al principio puede parecer tímida -tanto por su título como por las pocas palabras que comparte con el lector- pero que si uno tiene la paciencia de entrar en él y recibir cada una de sus palabras en el corazón, va a aprender mucho y va a tener la oportunidad de tocar vía intelecto con la pura esencia de cosas.

6 comentarios

  1. No lo conocía, aunque el microrelato sí, también en clase, pero en este caso en la facultad. Me llamó la atención pero no busqué información. Tras leer esta entrada creo que merece que eche un vistazo.
    Saludos (:

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  2. Conocía el microcuento del dinosaurio, por cierto la interpretación que has enlazado es sumamente interesante, pero no he leído nada suyo. Me apunto este libro y me pongo como objetivo leer algo suyo antes de que termine el año.

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  3. Es el típico libro que te pega.. jajajaj
    y que conste que lo digo como un piropo =)
    un beesito

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  4. ¡Genial recomendación! Lo pongo en cola :)

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  5. Pues aquí otra que conocía al dinosaurio, pero no al autor =)

    Besotes

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  6. No lo he leído, sí que he leído muchos de sus microrrelatos, pero sueltos. Un clásico el del dinosaurio :-) Un beso!

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