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Demonios familiares, de Ana María Matute

17.12.14


"¿Así era como volvía a recuperar el bosque? De pronto descubría que había estado a punto de perderlo para siempre. Perder el bosque inventado, tan inventado que jamás conocí otro más real. Recuperándolo paso a paso, minuto a minuto, hollando altas hierbas desconocidas, descubriendo detrás de cada tallo la realidad de un sueño incompartido, como esperando el día de su resurrección. "Creo que va a suceder algo que deseo sin saberlo." Aún no me había dicho a mí misma que a menudo cuando un deseo se cumple, todo un mundo muere".

El 25 de junio de este año que ya se acaba nos dejaba una de las grandes escritoras de España: Ana María Matute. Ana María era para mí una de esas escritoras que me llamaba mucho la atención, acumulaba libros suyos en la estantería pero nunca me decidía a empezar a leerla. Recuerdo su sonrisa apacible cuando en la gala del Premio Planeta del año pasado Clara Sánchez, ganadora por su obra El cielo ha vuelto, pidió en su discurso que el próximo Premio Nobel fuera para Ana María. Pero al cabo de medio año nos dejaba y me arrolló el hecho de que no había leído nada suyo.

Cuando Matute falleció, después de toda una vida de superación y resistencia continua, estaba trabajando en una obra y aun en sus peores momentos de vértigos y dolores no dejó de escribir. Por aquel entonces ya había acordado con la editorial (Destino) la fecha de publicación de su próxima novela y, después de su muerte, la editorial decidió publicar su última obra, inacabada. La que tendría que ser la despedida al mundo de todo gran escritor. Hoy os traigo Demonios familiares, de Ana María Matute.

Verano de 1936. Conocemos a Eva en el momento en el que vuelve a casa tras un intento de provocar un incendio en el convento en que estaba voluntariamente internada. Aunque vuelve a esa casa cuyas paredes y suelos le recuerdan tanto al silencio que ha protagonizado su infancia, Eva está contenta de abandonar el deprimente convento. Su madre murió cuando acababa de nacer. Su padre, al que todo el mundo conoce como el Coronel, es un ex-militar estricto, amargado, distante y tullido.  Eva vuelve a su vida aburrida pero apacible, y en esta vida la guerra es como una realidad lejana y abstracta que no afecta su rutina de modo alguno. Todo cambia cuando un día Eva encuentra en el bosque a un paracaidista herido.

Ciento veintisiete páginas fueron suficientes para Ana María Matute. Fueron suficientes para hacernos volar y, a través de sus palabras transparentes y sencillas, transportar al lector en el momento, en el espacio, en las preocupaciones de una muchacha candorosa que no conoce mucho más allá del cautiverio y la melancolía. Sin ningún disparo ni escena de acción Ana María nos inmersa en la guerra y en sus consecuencias, sus muros, sus inútiles rivalidades.

Personajes intensos, todos con su personalidad bien definida. Yago, el misterioso ex-ordenanza del Coronel, siempre detrás de su silla de ruedas como una sombra, silencioso y servicial. Jovita, decidida e independiente, la mejor amiga de Eva. A través de estos personajes Ana María crea un mundo de secretos que hará que cada uno de estos personajes se tenga que superar y tomar decisiones.


El libro está dividido en dos partes. La primera -La ventana de los halcones-, conocemos a todos los personajes, es una presentación que nos lleva al nudo de la historia, el fortuito encuentro con el paracaidista caído y al borde de la muerte. En la segunda -Vértigos- nos internamos en los lazos que unen a los diferentes personajes, y la pesadumbre del Coronel pasa a un segundo plano.

Poco a poco van quedando menos páginas para un final que no es final y quiero saber más cosas, quiero conocer alguno de los secretos que flotan por el universo de Eva, como encajarán las distintas pasiones que se entrecruzan, cuando se van a romper esos silencios frágiles. Pero el final llega con la palabra "Mada", cuando toma la palabra por vez primera el enigmático Yago, un personaje que va creciendo sin pausa desde los ojos de Eva.

¿Una novela inacabada puede aspirar a más que un intento, una tentativa, un experimento, un medio-placer? Sí. En nuestra vida conocemos a personas y nos despedimos de ellas para siempre constantemente. A veces, en cualquier momento algo -un paisaje, un olor, un sonido, una voz, un rostro, un objeto- nos recuerda a esa persona que nos llamó la atención en nuestra infancia, que nos atrajo en nuestra adolescencia o de la que aprendimos o por la que sufrimos -o ambas-.

Con esta misma sensación me dejó este libro. He conocido y seguido unos días a los personajes de este libro, he vivido con ellos sus miedos, sus amores, sus rencores e inclusos sus silencios. Sin embargo, con "Mada", un nombre que nunca tendrá rostro, nos despedimos de todos ellos. Y precisamente por esto se vuelven más inmortales. Es más que no conocer sus finales -muchas novelas acaban sin saber al cien por cien cómo acaba todo-, es no saber cómo acabará nada, ninguno de sus miedos ni de sus amores ni de sus rencores ni de sus silencios. Y ahora mismo, una semana después de acabar la lectura, aún me sorprendo pensando en cómo habrá acabado. Como ha dicho Víctor del Árbol "no hay mejor epitafio para una gran escritora que tres puntos suspensivos, ese suspiro melancólico de la puntuación".

Empecé a leer el epílogo de María Paz Ortuño con la esperanza de que desgrane el final que tenía pensado Ana María Matute para Demonios familiares, pero, aunque nada dice sobre esto, es inmejorable. María Paz Ortuño nos explica las duras circunstancias con las que Matute escribió su última obra, su personalidad y su manera de imaginar historias y pasarlas al papel. Un epílogo que nos acerca a ella.

En conclusión, una obra que leí en menos de dos días, pues en sus pocas páginas el lector queda atrapado en el hechizo de las buenas letras, de la voz de cuento, que nos traslada a un sueño nítido y nos desembruja, nos despierta, sin acabar la historia. Y precisamente por este desconocimiento, este misterio que no espera la salida a la venta del siguiente libro de la saga para desvelarse sino que es para siempre, los personajes que han habitado este sueño son más reales, más inmortales.

¿Alguna vez habéis leído alguna obra inacabada?

13 comentarios

  1. ¡Una gran autora nos traes hoy! Me he unido a la iniciativa del homenaje a Ana María Matute y he leído las dos primeras partes de la trilogía Mercaderes. La tercera me la traerán los Reyes Magos, espero. Me da la impresión que existen varios parecidos entre "Primera memoria", la primera parte de la trilogía, y "Demonios familiares", lo cual hace que crezcan mis ganas de leer la última novela de Matute.
    Saludos

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  2. Nunca he leído novelas inconclusas. No sé qué se siente. Esta que nos traes no me llama del todo, pero gracias por la reseña. Un beso.

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  3. Me apetece mucho leer este libro de la gran Matute, así que a ver si me hago con él porque ya lo tengo apuntado desde hace tiempo. Gracias por tu reseña.

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  4. Me apetece mucho leer este libro, no me he estrenado con la autora y estoy indecisa entre Olvidado rey Gudú o este para comenzar, aunque con tu reseña se inclina la balanza a este
    Besos

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  5. anda mira me viene de fábula porque tengo que leer algo de la autora..
    me lo miraré y igual lo cojo en la biblio pronto
    muuuuuuchas grasias ^^
    un beesito

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  6. Es bien triste que sea inacabada, pero seguramente espero leerlo.

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  7. Empecé por Olvidado Rey Gudú y me conquistó, seguí por Pequeño Teatro y me decepcionó un poco, y ahora acabo de terminar Primera Memoria y también me ha dejado un poco fría. Siempre me encanta cómo escribe, me parece precioso y es una escritora a la que seguiré admirando, pero en las dos últimas lecturas no conseguí empatizar con los personajes y con la historia.
    Me dio mucha pena enterarme de su fallecimiento porque muy en el fondo esperaba verla algún día en persona...
    En cuanto a lecturas que se quedan a medias... es una pena. Por una parte me parece muy interesante conocer la última etapa de la escritora, pero por otra no sé si me animaré a leerlo, al menos hasta que lea unas cuantas más de la escritora. Creo que me pondré con sus cuentos o con otra de temática más fantástica a ver si me reconcilio con sus libros.
    Besos.

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  8. Yo también hice mi pequeño homenaje a la autora con otro libro muy diferente de éste... Olvidado Rey Gudú es uno de mis libros favoritos y esa losa hizo que me demorara mucho en leer más libros suyos, por si me decepcionaba. Afortunadamente la prosa de Matute es excelente y tengo muchas ganas de seguir adendtrándome en otras obras suyas. 1beso!

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  9. Grandísima autora. Aún me queda mucho por leer de ella, pero hasta ahora todo lo que he leído lo he disfrutado muchísimo. Y este último libro, aunque esté inacabado, caerá. Me alegra que lo hayas disfrutado tanto.
    Besotes!!!

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  10. Lo de que seaa inacabada es justo lo que me echa atrás, tengo mis dudas. Un beso!

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  11. A mi me pasa como a ti: se la tiene pendiente, pero a ver cuándo leerla. Tú ya te has animado, ahora quedo yo. Pero eso sí, yo empezaría con otro libro suyo. A ver cuál será el elegido.

    Un saludo.

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  12. No me importaría leerlo, este año he leído por primera vez a la autora y la verdad es que me ha gustado =)

    Besotes

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  13. Nunca he leído nada de la autora. Y no será por falta de ganas. ¿Sabes que éramos medio vecinas? Digo medio, porque hace un año nos fuimos a vivir a este precioso barrio.
    Una novela inacabada es algo que nunca he leído. No sé, pero creo que la sensación es: y ahora qué??? Final de libre elección?? Que quería la autora para sus personajes??? Cómo la habría acabado??? Demasiadas preguntas sin respuestas.
    BESOTES

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