Brújula - Mathias Enard

11.10.16



"Somos dos fumadores de opio cada uno en su nube, sin ver nada fuera, solos, sin comprendernos jamás fumamos, caras agonizantes en un espejo, somos una imagen congelada a la que el tiempo confiere la ilusión del movimiento, un cristal de nieve deslizándose sobre una bola de escarcha cuyas complejas marañas no hay quien entienda, soy esa gota de agua condensada en el cristal de mi salón, una perla líquida que rueda y nada sabe del vapor que la engendró, ni menos todavía de los átomos que la componen y pronto servirán a otras moléculas, a otros cuerpos, a las nubes que tanto pesan esta noche sobre Viena: quién sabe sobre qué nuca goteará esta agua, contra qué piel, sobre qué acera, hacia qué río, y esta cara indistinta sobre el vidrio no es mía más que por un instante, una de las mil posibles configuraciones de la ilusión; mira, el señor Gruber pasea a su perro a pesar de la llovizna, lleva un sombrero verde y el impermeable de costumbre; se protege de las salpicaduras de los coches dando unos saltitos ridículos en la acera: el chucho cree que quiere jugar, así que brinca hacia su dueño y se lleva un buen sopapo cuando pone su pata mugrienta sobre el impermeable del señor Gruber, que acaba a pesar de todo por acercarse a la calzada para cruzar, las farolas alargan su silueta, charco ennegrecido en medio del mar de sombras de los grandes árboles, desgarrados por los faros sobre la Porzellangasse, y herr Gruber parece dudar de si hundirse o no en la noche del Alsergrund, como yo si abandonar o no mi contemplación de las gotas de agua, del termómetro y del ritmo de los tranvías que descienden hacia Schottentor."

Este fragmento es, lectores y lectoras, la primera frase del libro que os traigo hoy. El premio Goncourt fue creado por el testamento de Edmond de Goncourt en 1896, aunque no fue fundado hasta el 1902. A diferencia de la mayoría de premios literarios españoles el Goncourt premia una vez al año a una obra literaria ya publicada, y el autor solo lo puede ganar una vez (aunque existe un escritor que lo ganó dos veces, una con su nombre real y otra con pseudónimo). Pero a mí lo que más me gusta de este premio es que quien lo gana recibe la recompensa simbólica de diez euros. Sí, lo que vale un libro de bolsillo. La fuerza de este galardón es su prestigio, el ser el premio literario francés más importante. Yo nunca había leído ninguna novela ganadora del premio Goncourt, por lo que este año decidí estrenarme con el último premiado. Hoy os traigo Brújula, de Mathias Enard.


Conocemos a Franz Ritter, un reconocido musicólogo que, a lo largo de una noche de insomnio, y mientras observa cómo la nieve tiñe de blanco los tejados de Viena, rememora todo lo vivido y lo aprendido en su vida. Franz, sintiendo que el crepúsculo de su vida está cerca, deja volar libremente sus pensamientos y sus recuerdos, revive sus experiencias en ciudades como Alepo, Estambul, Damasco o Teherán, reflexiona sobre sus tres grandes pasiones: la música, el Oriente Próximo y Sarah. Sarah es la mujer de la que ha estado enamorado durante veinte años, una aventurera con una fuerza inquebrantable con quien comparte su pasión por la cultura oriental.

Agarraos que vienen curvas, y es que yo no he conseguido acabarme este libro. A ver, antes de nada hay que dejar clara una cosa: si ahora mismo siento algo por Mathias Enard es respeto. De cada una de las páginas de Brújula emana una sabiduría que me ha dejado sinceramente impresionado. Enard demuestra un conocimiento sin parangón sobre el Oriente Próximo. Constantemente explica curiosidades históricas, culturales y artísticas del oriente, demasiado ignorado en nuestro país, que siempre ha preferido mirar hacia Europa. Se nota que el autor tiene pasión por lo que explica, y este sentimiento lo sabe transmitir a la perfección a través de sus personajes.

No solo no había leído nunca un Goncourt, tampoco había leído nunca a Mathias Enard. Con este libro he descubierto que es un escritor con muchos seguidores por aquí y que, para mi sorpresa, hace dieciséis años que vive en Barcelona. Mi conclusión, después de intentar leer este libro, es que es un escritor difícil de leer. No solo debido a que todo lo que cuenta tiene una profundidad y una complejidad asombrosas, sino también por lo largas que llegan a ser sus frases. Por poner un ejemplo, la primera frase del libro (con la que he encabezado la reseña) ocupa veintisiete líneas. ¡Veintisiete! Esto hace que el lector tenga que estar muy atento, esta lectura le exige mucho, no puede bajar la guardia porque sino se va a perder en un torbellino de palabras, la mayoría de las cuales son nombres propios desconocidos e imposibles de retener.

Sin embargo, no es por sus frases largas que no me ha gustado este libro, Javier Marías también lo hace y es un escritor que me encanta. El gran problema de esta novela es que no tiene ninguna dirección, no va hacia ninguna parte. Estoy seguro que Enard con todas las reflexiones y descripciones que plasma en Brújula podría haber escrito un ensayo excepcionalmente bueno, pero como novela es un desastre. Al menos yo desde el principio noté que los engranajes no giraban, aunque, como siempre, le he dado el beneficio de la duda que le doy a todos los libros que leo y me he obligado a llegar a la mitad de la novela para ver si mejoraba. Pero no ha mejorado, de hecho ha ido a peor.

Como ya he dicho antes, se nota que a Mathias Enard le apasiona el Oriente Próximo, su cultura, sus paisajes, su gente, su historia. Bien. Pues para contarte todo lo que sabe del tema te presenta a un personaje -Franz Ritter- enamorado de otro -Sarah- y con la excusa de que acompañamos al primero en una noche de insomnio te va explicando, sin ningún tipo de orden, concierto ni lógica, una anécdota aquí, una reflexión allá, un personaje acullá y un largo -y tedioso- etcétera. Quizás a algunos lectores este caos les ha gustado, a mí no, he leído más de doscientas páginas perdido entre pensamientos, lugares y personajes que no situaba ni en el tiempo, ni en el espacio, ni en nada. El totum revolutum de la novela supuso un tormento para mí.



Y en todo este revoltijo los dos únicos personajes que consiguieron llamarme mínimamente la atención -Franz Ritter y Sarah- me han caído mal. Al ser constantemente utilizados por el autor para introducir de una manera muy forzada más y más información sobre el Oriente Próximo me acabaron pareciendo unos personajes fríos, pedantes, sabihondos y repelentes. Especialmente Franz Ritter, como es narrador, lo acabé encontrando odioso, me pareció que, aunque lo intenta disimular con una falsa modestia insoportable, se cree más sabio y mejor que todo el mundo. Parece que intente demostrar constantemente y en todas las situaciones lo mucho que sabe sobre todo, y esto me ha acabado agotando.



Si a todo esto le añades todas las reflexiones y las descripciones sobre Oriente Próximo que no paran de frenar la historia y la falta de dirección al pasar de anécdota en anécdota sin ningún orden, el resultado es, en la humilde opinión de un servidor, un absoluto desastre como novela. Es por esto que exactamente a la página doscientos cuarenta me he rendido, he tirado la toalla, sencillamente no tiene sentido que me deje torturar por una novela que no me gusta cuando hay tantos libros que me llaman la atención y no tengo tiempo para leerlos.

En conclusión, Brújula es un libro de frases tan largas como documentadas que explora la pasión que ha despertado el Oriente Próximo al Occidente. Sin embargo, como novela me ha parecido un absoluto desastre, Enard ha sacrificado la dirección, el ritmo, el orden y los personajes de la historia para forzar la entrada de más y más información sobre el Oriente Próximo y la historia de la música. Se trata de un ensayo mal encubierto en una novela. En definitiva, una novela sin dirección, densa, con un narrador pedante y aburrido, lleno de datos sueltos y, lejos de ser interesantes, no aportan nada a la historia. Lo siento pero Enard y yo no estamos hechos el uno para el otro.

(Es fácil saber si te va a gustar esta novela; si has entendido y te ha gustado el fragmento que encabeza la reseña este libro te va a gustar, si no te ha gustado o directamente no lo has entendido, aléjate de él).




 TE GUSTARÁ 
SI TE GUSTÓ
 PROS
  • Se trata de un libro muy documentado, se nota que al autor le apasiona realmente el Oriente Próximo.
  • Hay contadas veces en las que el narrador deja de un lado todo lo que sabe y se centra en la persona de Sarah y en lo que siente por ella. Ahí Enard me encuentra.
 CONTRAS
  • La novela no tiene dirección, va de anécdota en anécdota sin ningún orden lógico.
  • La historia -si la hay- está constantemente interrumpida por las divagaciones y las reflexiones del narrador. Se va por los cerros de Úbeda una y otra vez.
  • Los personajes me han caído muy mal.
 OTROS LIBROS 
DEL AUTOR
  • Habladles de batallas, de reyes y elefantes.
  • El alcohol y la nostalgia.
  • Calle de los Ladrones.
  • Zona.

10 comentarios

  1. Jo...pues me he quedado un poco "chof" tras leer tu reseña porque lo tengo en mi lista de "pendientes de leer". Bueno, lo bajo posiciones y aunque terminaré por leerlo, lo abriré con menos expectativas ;)
    Gracias por tu reseña. Besos

    ResponderEliminar
  2. Tengo respeto a este premio desde que leí "Nos vemos allá arriba" de Pierre Lemaitre. Por eso al comenzar tu reseña lo hacía con cierta ilusión por descubrir un buen libro, aunque al final me he quedado sin ganas de leerlo, pues la sensación de estar perdido en una lectura es una de las que menos soporto.

    ResponderEliminar
  3. Es un autor (y un premio, en general) que no casa con mis gustos y estoy seguro de que sufriría el mismo tormento que tú si le diera una oportunidad. Precisamente hoy hablábamos en Twitter de las reseñas negativas y aquí te encuentro, hablando con respeto y sinceridad sobre una novela que te ha decepcionado. ¡Bien por ti!

    Una abraçada.

    ResponderEliminar
  4. Pues es un autor con el que no me he estrenado. Y por tu reseña, si me animo, no será con este libro.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  5. No eres el primero que me habla en estos términos de este libro. A otras personas les pasó igual... Desde luego, yo no me animaré. Besos

    ResponderEliminar
  6. Confieso que el fragmento me ha gustado tanto que ni he terminado de leerlo. Has justificado muy bien tu reseña, decididamente, no voy a leerlo

    ResponderEliminar
  7. Voy a huir... Bien lejos... Tenía curiosidad y aunque los libros con los que los comparas me gustaron no he entendido nada del primer párrafo... Lo dicho, bien lejos

    Ahhh y gracias por hacer reseñas negativas con buen gusto, es de agradecer encontrar a gente que no le ha gustado algún libro

    D.

    ResponderEliminar
  8. Levo arrastrando este libro varias semanas, supongo de en algún momento la bibliotecan o me dejará prorrogarlo más.... Voy por la mitad y la verdad es que coincido con buena parte de tus comentarios: creo que le puede su erudición sobre el tema más que la capacidad de hacer con ello una novela. He leído alguno otra cosa suya (Zona, que es muy similar en su estructura, o La perfección del francotirador) y me dejaron una sensación diferente. Me "alivia" en cierta manera tu comentario porque hasta ahora todo lo que había leído eran elogios.

    ResponderEliminar
  9. Madre mía, qué horror. Y yo que la tenía en la lista. Vamos que ni lo voy a intentar, si ni él mismo parece haberse enterado de lo que escribía y no le da orden a la trama, bueno, no hay trama. Vamos que no, que si quiero saber del tema ya veo documentales y cojo otro tipo de libros.

    ResponderEliminar