Amsterdam, de Ian McEwan

15.3.16


“Durante un instante, la imagen no pareció decirle nada —más allá de sus satinados blancos y negros—, pero luego fue ganando en definición hasta constituirse en un nítido plano medio. Increíble. Vernon alargó la mano para coger la segunda: de cuerpo entero, muy de cerca. Y la tercera: un perfil tres cuartos. Volvió a la primera, y su mente se vació de pronto de otros pensamientos. Luego estudió la segunda, y luego la tercera, viéndolas ahora cabalmente, sintiendo oleadas de respuestas bien diferenciadas: al principio asombro, seguido de una desatada hilaridad interna. Al reprimirla, experimentó la sensación de levitar de su asiento. A continuación, sintió una pesada responsabilidad (¿o era poder?). La vida de un hombre, o al menos su carrera, estaba en sus manos. Y quién sabe…, acaso estaba en situación de hacer que el futuro de su país cambiara a mejor. Y que cambiara asimismo el futuro de la difusión de su periódico.
—George —dijo al fin—. Necesito pensar en esto con mucho detenimiento.”



Desde la inolvidable lectura de Chesil Beach, que consiguió hacerme llorar, no había vuelto a leer nada del escritor británico Ian McEwan. Siempre me acercaba a sus obras cuando elegía mi siguiente lectura, pero también siempre acababa por decidirme por algún otro libro. Así, la edición de su novela Amsterdam en la colección de Anagrama “Edición limitada” (edición de lujo, tapa dura, selección muy cuidada, portadas preciosas y todo a 10 euros, ¿se puede pedir algo más?), de la que me fío muchísimo, fue lo que me hizo volver a él. 

La historia arranca con el funeral de Molly, una mujer muy independiente y una periodista apasionada. Su muerte no sorprende a nadie ya que ha llegado después de una larga lucha contra la enfermedad. En su funeral asiste, evidentemente, su marido, George Lane, un celoso multimillonario aprovechó la enfermedad de su difunda esposa para aniquilar su independencia, su libertad y su relación indisimulada con múltiples amantes. De hecho, a parte de él, también asisten al acto tres ex amantes de Molly. El primero es Vernon, ambicioso y práctico, director editorial de "El Juez", un importante periódico, y amigo del segundo amante, Clive Linley, sensible y humilde, un prestigioso y famoso compositor que busca crear la obra musical más importante del siglo. Por último, el tercer ex amante de la difunda es Julian Garmony, miembro del partido conservador, secretario de relaciones exteriores y candidato a Primer Ministro.

McEwan utiliza el funeral para presentar las piezas de su ajedrez letal, y no tarda en mover la primera. George encuentra entre las cosas de su difunta esposa unas escandalosas fotografías íntimas de Julian Garmony que, de publicarse, acabarían con su carrera política. George, que siempre ha odiado todo el que habitara el mundo de Molly que no fuera él, no duda en darle las fotografías a Vernon para que las publique en su diario. A partir de este momento empieza la partida y todos los que han amado a Molly se ven involucrados en un juego de intereses, ambición y principios. 

Uno de los grandes logros de la novela es, sin duda, sus personajes. Todos son imprescindibles para la novela, no hay pieza alguna que no sea clave. Por un lado, el marido celoso, que quiere hacer totalmente suyo al objeto de su amor, que no soporta su libertad y su independencia y, aun después de su muerte, quiere acabar con ellos, ya sea por venganza o por hacer como si no hubieran existido. Por el otro el amante ambicioso, que solo vislumbra un fin y, en su nombre, justifica los medios, por muy inmorales que sean. El otro amante, amigo suyo, intenta hacerlo rectificar, apela a los principios morales, a lo que hubiera querido la mujer que ambos amaron una vez, al sentido de la justicia. Y, por último, tenemos al tercer amante, la diana, el objetivo, el más importante y, sin embargo, junto a Molly el más ausente y, a la vez, de alguna manera, el más presente.


Esta novela ganó en su momento el Man Booker Prize y en seguida el lector entiende el por qué. Es un bestseller de calidad. En apenas doscientas páginas McEwan nos presenta unos personajes y un conflicto entre ellos con múltiples giros inesperados, de forma breve, concisa, sin divagaciones, enganchando al lector que, como en una montaña rusa, sigue ávidamente los pasos tempestuosos de los personajes adivinando desde el primer capítulo un final agitado.

Y fue ese final el que me dejó desconcertado, lo único que me ha fallado. El ritmo de la novela adopta un in crescendo en el que el final, aunque inesperado, me ha parecido desproporcionado, desconectado del resto de la novela, no he reconocido a los personajes que me ha ido presentando la historia. Un final surrealista e injustificado que no me ha acabado de convencer pero que, sin embargo, no estropea el resto de la novela.

Amsterdam es una novela rápida, que engancha, con unos personajes que podrían ser simbolizar diferentes caras que todos llevamos dentro y que tiene una interesante moraleja: muchas veces las personas, para destrozar a otros, se destrozan a sí mismos. Un libro recomendable que, no obstante, no alcanza la excelencia y la profundidad de su otra novela, Chesil Beach.





Y vosotros, ¿habéis leído algo de Ian McEwan? ¿Os gustó?



16 comentarios

  1. apuntado tengo a este autor! gracias por la reseña

    ResponderEliminar
  2. No he leído nada del autor. Así que empezaré por el otro.

    ResponderEliminar
  3. No he leído nada del autor. Así que empezaré por el otro.

    ResponderEliminar
  4. Conocí a McEwan con Expiación, que se convirtió en una de mis novelas favoritas. Estoy deseando volver a él, y la verdad es que este, con su edición tan bonita me llama mucho. A pesar de que le des tres estrellas, es probable que caiga, pero si no, me apunto Chesil Beach. besos;)

    ResponderEliminar
  5. He leído su "Sábado". Me dejó un poco desconcertada también.
    besos

    ResponderEliminar
  6. De este autor me han recomendado varias veces y personas Expiación, y juraría que lo tengo por casa. A ver si me pongo a ello.

    Un abrazote.

    ResponderEliminar
  7. Quiero leer Expiación, pero éste no lo conocía :)
    igual me animo, depende de sí me gusta o no
    un beesito

    ResponderEliminar
  8. Y yo qué hago sin leer nada de este autor?
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  9. De McEwan solo he leído uno, que fue precisamente Chesil Beach, pero creo que ya te comenté en su día que a mí me dejo frío (ojalá me hubiera hecho llorar >,<). Así que lo mismo funcionamos al contrario y tendría que probar con Amsterdan a ver si este me toca la patata XD. De momento gracias a la edición chachi le había echado el ojo y lo tenía por ahí apuntado, y como el otro típico libro suyo, Expiación, no me llama nada por el tema, seguramente termine cayendo.

    ResponderEliminar
  10. ¡Buenas!

    No he leído nada del autor, pero si me animo, será con otro, porque este no ha conseguido llamarme demasiado; no sé si su prosa será excelente, pero lo que es la trama, me ha parecido de telefilm dominguero y ahora no puedo parar de pensar en eso XD

    ¡Saludillos! ♪

    ResponderEliminar
  11. No he leído nada de él todavía, pero espero hacerlo pronto.
    Saludos

    ResponderEliminar
  12. Bueno bueno, me dejas superintrigado por saber qué pasa con estos personajes. No conocía al autor, pero despertaste mi curiosidad. No me importaría leerlo, pese a ese final abrupto, precipitado, del que hablas.

    Un abrazo ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una pregunta, ¿la foto la has hecho tú? No hay que ser muy despierto para ver que es un cementerio.

      Eliminar
    2. Hola Ray! ¿Qué tal? Sí, la fotografía la he hecho yo, cual doctor Frankenstein.
      Un abrazo,

      Eliminar
  13. De McEwan tengo pendiente Expiación que me apetece muchísimo, y tiene muy buenas críticas, así que este, de momento tendrá que esperar
    Besos

    ResponderEliminar
  14. Tengo pendiente Expiación desde hace siglos, a ver si me pongo de una vez U.U

    Besotes

    ResponderEliminar