Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley

25.2.16


"Una desapacible noche de noviembre contemplé es final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mi alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento compulsivo sacudió su cuerpo."



De todos los monstruos clásicos, Frankenstein siempre ha sido el que menos me ha llamado la atención. Desde que era pequeño los villanos que más han gustado son los que poseen esa maldad implacable pero sutil, fría e incluso elegante. Seres como el conde Drácula, brujas, fantasmas o el malvado hombre invisible siempre me han aterrorizado más que Frankenstein, momias, hombres-lobo o zombis. Una caricia escalofriante o una sonrisa siniestra me parecen más terroríficos que la brutalidad o un grito desgarrador. No solo no supe encontrar en Frankenstein, un feo y fuerte gigante creado a partir de los cuerpos de cadáveres desenterrados por un retorcido científico, la maldad innata que poseen todos los demás monstruos clásicos -veía más malo al científico-, sino que tampoco comprendía la razón por la que aterrorizaba a la gente, más allá de su aspecto físico.

Una vez leído Frankenstein (o el moderno Prometeo) he entendido que este ser nunca fue ideado para protagonizar una historia de miedo, como han pretendido convertirlo las sucesivas adaptaciones cinematográficas de la novela y el marketing estadounidense -de disfraces de Halloween hasta series tan famosas como la familia Addams-. 

Es famosa ya la historia de cómo y dónde fue escrita esta novela. 1816, el año en que empezó a escribirse Frankenstein, fue conocido como el “año sin verano” ya que, debido a la erupción del volcán Tambora, no hubo sol en el hemisferio norte. Por aquel entonces Mary Shelley, junto a su marido Percy Bysshe Shelley, visitaron a Lord Byron en su residencia llamada Villa Diodati, en Suiza. Después de comprobar que no podían entretenerse en el exterior se pusieron a leer una antología alemana de historias de fantasmas y, finalmente Byron retó a los Shelley y a su médico a crear, cada uno, una historia de terror. Tan solo el médico consiguió acabar su relato, aunque Mary Shelley concibió una idea que tendría que acabar en la primera historia moderna de ciencia ficción y una obra clásica del género de terror gótico. Si os interesa la anécdota hay libros de los que he oído hablar muy bien que narran estos sucesos con mayor detalle y habilidad que yo, el más reciente “El año del verano que nunca llegó”, de William Ospina.


El hecho es que, de este juego, salió la novela que os traigo hoy, un libro corto pero intenso. La historia es narrada a través de las cartas que escribe el capitán Robert Walton a su hermana Margarita en el siglo XVIII. Se encuentra en una expedición en el confín del mundo, el barco está encallado en los remotos hielos del Ártico, cuando encuentran y auxilian a un moribundo. Mientras el desconocido reposa y se calienta toda la tripulación se pregunta cómo podía encontrarse en esos parajes, tan lejos de la civilización. Finalmente, cuando se despierta, dice llamarse Víctor Frankenstein y ser un médico suizo. Víctor y Robert en seguida entablan una amistad y el primero acaba por narrarle su misterioso pasado y qué lo ha llevado a este desolado extremo del mundo, su obsesión de juventud para desentrañar “la misteriosa alma del hombre” y cómo, entre cables, instrumentos científicos y restos de cadáveres consigue darle la chispa de la vida a un cruel monstruo creado por él mismo de la misma forma que Prometeo entregó el fuego a los hombres. Un primero expectante y después horrorizado capitán Walton decide transcribir su extraordinario relato.

Stop. Soy consciente de que, a este punto de la reseña, alguno habrá dilucidado una contradicción en esta reseña. Cierto, primero he dicho que, al leer este libro, he descubierto que no se trata de una novela de terror, pero después digo que nació de un juego consistente en idear relatos de miedo, que se ha convertido en un clásico de la literatura de terror y cuando, con más o menos habilidad, intento explicar la trama entro en un remolino de adjetivos sombríos como “terrible”, “monstruo” y “horrorizado”. Pero insisto en que no estamos ante una novela de miedo. Ejemplos conocidos de lo que para mí es literatura de miedo es Drácula, de Bram Stoker o It (Eso), de Stephen King. En ambas magistrales obras hay un ser con una crueldad sin fin, una maldad que no conoce límites. Seres cuyo único objetivo y razón de ser es hacer mal a los desdichados protagonistas y, si pueden, hacerlo lentamente y de la forma más terrorífica posible. Aquí, en cambio, no hay ningún malo malísimo -y, a medida que avanza la novela va quedando más patente-, sino que es la historia de una venganza horrible. Por otro lado, el objetivo principal de este tipo de novelas es horrorizar al lector, mientras que, en Frankenstein, a mi parecer, el fin último es una crítica social muy potente al egoísmo, la superficialidad, la inconsecuente e insaciable sed de conocimiento y la impiedad de la especie humana. Aunque reconozco que se encuentra en la frontera, para mí, más que una novela de miedo, es una novela oscura, muy oscura. Si Frankenstein es considerada una novela de miedo, no veo porqué La metamorfosis de Kafka no lo es, pues en ambas hay un monstruo de protagonista y una crítica social afiladísima que lleva a pensar que quizás todos tenemos un poco del monstruo (de sus miedos) en nosotros.


En cuanto al estilo, es intenso, cargado y exigente, como era la corriente literaria predominante del momento, pero a la vez elegante, precisa y con una musicalidad adictiva que te lleva a leerlo en voz alta para disfrutar aún más del relato. Curioso es el hecho de que ni una sola vez a lo largo de toda la historia se le llama al monstruo con el nombre de su creador, Frankenstein, sino que se le nombra “ser demoníaco”, “engendro”, “la criatura” o “horrendo huésped”. En realidad, no existe el monstruo Frankenstein (como lo vemos etiquetado por todos lados), sino el monstruo sin nombre, creado por Frankenstein, lo cual, no sé a vosotros, pero a mí me lleva a pensar en la profunda soledad y aislamiento de este ser que, aún hoy, sigue inspirando terror, y no lástima. Los que quieren dar miedo a través de la figura de Frankenstein me recuerdan a las personas que dicen querer un romance como el de Romeo y Julieta sin saber que fue un romance de tres días con seis muertes. Necesitan leer más.

Un libro imprescindible para todo lector. Como ya he mencionado antes, creo que La metamorfosis de Kafka y esta novela son hermanos. Una historia breve y oscura pero que suscita una reflexión inolvidable sobre la inconsciencia humana. Un libro de estos que, sencillamente, hay que leer.






16 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. No hay nada de miedo en este libro. Sí, mucha crítica, mucha reflexión... ¿Quién es verdaderamente el monstruo?
    Besotes!!!

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  2. Tengo muchas ganas de leerlo y sé que me va a gustar
    y bueno, como antagonista mío que eres... me parece bien que me busques los fallos, ahora, a ver si encuentras jojojojo
    un beesito

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  3. Interesante lo que comentas de que no es una historia de terror. Me ha gustado tu reseña^^

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  4. Descubrí esta novela hace años pero con todo el mito cinematográfico implantado en mi cerebro. Me sorprendió y me entusiasmó todo lo que tiene la historia de fondo, una novela imprescindible.

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  5. Muy de acuerdo con tu valoración de este "clásico" de la literatura. Una propuesta que nos conduce a la reflexión y que además cuenta una historia muy bien narrada.

    Un abrazo!!

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  6. ¡Hola!
    Me lleve varias sorpresas al leerlo, y es que después de ver toda mi vida al monstruo de color verde y ser llamado erróneamente Frankestein, era un poco obvio.
    El monstruo no me causo "miedo" como lo ponían en películas, sino más bien lástima. Él nunca pidió ser creado y sufre por su soledad que le impone su apariencia.
    Una historia corta pero que te hace reflexionar bastante.
    Besos.

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  7. Me sucedió lo mismo al leerlo. A pesar de no haberme encontrado con la historia de terror tan prometida, fue una lectura muy agradable, y curiosamente también pasó por mi mente la idea de una crítica social.

    Gracias por la reseña.

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  8. ¡Buenas!
    No hace demasiado que leí "Frankenstein" y como con otras novelas como "Drácula" o "El fantasma de la ópera", me llevé una sorpresa (agradable) dado lo distinto que es de su imagen en la cultura popular (en cuanto a los otros dos títulos que menciono, me llevé una sorpresa en cuanto a la falta de romance en ellos, que es lo que siempre se propaga a nivel cinematográfico). El libro me gustó mucho, creo que está bien llevado, tiene una escritura sencilla, pero a la vez atrapante y la historia tiene muchos asuntos que te hacen reflexionar además de entretenerte.

    Como a ti, el mal llamado "Frankenstein" nunca me dio miedo. Te den miedo o no, hay muchos personajes creados para tal fin, como tú mismo comentas en la entrada y "Frankenstein" no me parece uno de ellos... Quitando su aspecto, no es sino un ser completamente solo y repudiado por razones que él mismo ni comprende ni puede evitar aunque lo entienda; a mí me parece un personaje muy humano. Me pasa igual con muchos otros personajes y creo que es muy simplista lo de "uhhh Frankenstein, qué miedo"; entiendo que la cultura popular lo ha transformado en eso, pero incluso si el propio personaje te da miedo, quizá deberías pararte a pensar por qué.

    Muy buena reseña :]
    ¡Saludillos! ♪

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  9. LO ESTOY leyendo para clase de literatura inglesa (en inglés obviamente) y tiene muuucho que sacarle :)

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  10. Estoy de acuerdo contigo, no nos encontramos ante una novela de terror, pero sí ante una historia que da mucho que pensar acerca del ser humano.
    Saludos

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  11. Me gusta muchísimo este libro, creo que es el libro más terrorífico jamás escrito, y perdona que te contradiga, mi valiente amigo. A mí es que me parece el colmo de terror que un monstruo te diga que va a ir matando uno a uno a todos tus seres queridos. Y cuando pronuncia esa frase de "estaré contigo en tu noche de bodas" me hago pis encima :-)))
    En fin, que soy muy fan de esta novela, pero no solo por la novela en sí, sino también por todo el aura de misterio y de romanticismo de los Shelley, Byron, Polidori, etc, reunidos en Villa Diodati y dando rienda suelta a su imaginación en aquel año sin verano (¡tienes que leer "El año del verano que nunca llegó" de William Ospina!).
    Por otra parte, me encanta que hayas leído por fin este clásico y hayas flipado con lo diferente que es de sus representaciones en el cine ¡¡¡¡El monstruo de Mary Shelley habla francés y lee "El paraíso perdido" de Milton!!!!
    Imprescindible, completamente de acuerdo contigo. Un besote.

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  12. Este libro es un eterno pendiente. Tengo ganas de leerlo pero siempre me termino cruzando con algún otro libro que en el momento tengo más ganas de leer. Ahora estoy leyendo más clásicos, uno por mes por lo menos, así que en cualquier momento lo leo.
    Saludos!

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  13. ¡Hola!
    Me han hablado MUY bien de Frankenstein y lo tengo en casa, en inglés, y no veo la hora de ponerme con él. Bueno...reconozco que por el idioma me da un poco de pereza, pero se intentará.
    Yo personalmente no pensé que Drácula fuera especialmente terrorífico aunque entiendo que sea etiquetado dentro del género de miedo. Supongo que también influye el hecho de que no nos asustaba lo mismo en el s. XVIII que ahora en el XXI. Ahora como que estamos más curtidos y hemos visto tantas historias y efectos...en cambio en esa época con poco ya debía bastar.
    En fin, muy buena reseña, me has dejado con ganas de leerlo. :)

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  14. Lo compré el año pasado, pero quise leer antes El año del verano que nunca llegó, que te recomiendo mucho. Este año quiero leerlo sin tardar demasiado
    Besos

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  15. La reseña es fantástica y el libro estupendo. Es una historia que siempre me ha fascinado, quizás por eso El año del verano que nunca llegó fue una de mis grandes lecturas del pasado año.
    Hay una edición de Espasa que incluye cartas (creo que es de espasa) por si te interesa
    Besos

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  16. Un clasicazo, lo he leído este mes además =)

    Besotes

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